Las enteropatías crónicas felinas se dividen en varios tipos:
- Reacción adversa al alimento
- Enfermedad inflamatoria intestinal
- Linfoma bajo grado (células T)
Los síntomas son similares en todas ellas, con vomito, diarrea y pérdida de peso como los principales. Dentro del diagnóstico diferencial debemos incluir las causas extra o intraintestinales como enfermedades hepáticas, parásitos, enfermedades endocrinas, virus, otras neoplasias, etc.
Aparecen cambios en la composición microbiana intestinal y son frecuentes las comorbilidades: triaditis, insuficiencia pancreática exocrina, linfoma.
Tenemos un mayor riesgo de linfoma cuando hay enfermedad crónica, infecciones bacterianas o infección por retrovirus (leucemia y/o inmunodeficiencia).
El plan diagnóstico se basa en la realización de análisis de sangre que incluyan la determinación de acido folico y cobalamina, coprológico, test de retrovirus, urianalisis, evaluación de pancreas y tiroides, ecografía abdominal y ensayos terapéuticos con dieta y antiparasitarios tipo febendazol.
El diagnóstico definitivo se basa en conocer el infiltrado celular, la gravedad y la extensión mediante biopsia/citología obtenida por PAF ecoguiado, endoscopia o laparotomía. Las muestras obtenidas se someten a histología más inmunohistoquímica o inmunocitoquímica, PARR o citometría de flujo.
El tratamiento de la enteropatía crónica se basa en la administración de dieta, probióticos, cobalamina, terapia de soporte, corticoides +/- clorambucilo y, recientemente, células madre y trasplante fecal.
El tratamiento del linfoma de bajo grado se basa en el uso de corticoides y clorambucilo u otros fármacos inmunosupresores como ciclofosfamida, lomustina o vincristina, además de tratamiento de soporte como en el caso anterior.
Ambos presentan un buen pronóstico.